
Kinder B
Hoy iniciamos el proceso de construir preguntas.
Dibujé, en la pizarra, una cabeza y les señalé que la íbamos a explorar por dentro. Pregunté qué era lo que íbamos a encontrar y respondieron, casi en coro, ¡un cerebro!.
¡Perfecto!, pero ¿qué hay adentro del cerebro?
Huesos, pensamientos, la mente, fueron algunas de sus respuestas... en otro momento surgió una curiosidad: un niño aseguró que adentro del cerebro teníamos el corazón y varios de sus compañeros intentaron corregirlo diciéndole que el corazón estaba en el pecho y no en la cabeza. Sin embargo, no quize desaprovechar el ejemplo para señalar un punto importante en la filosofía para niños: "hacer la razón más emocional y más racional la emoción". Le pregunté, entonces, a mi alumno que si ¿al ubicar un corazón en el cerebro nos estaba demostrando que los sentimientos se piensan?: asintió contento.
Terminada la polémica, les indiqué que había "otra cosa" que tenían en la cabeza. Y me miraron dudando. Les fui tocando la cabeza y, al final, les dije que todos "tenían muchas". Seguían dudando y esperando lo que les iba a decir... ¡Preguntas!, hay muuuuuuuuuuuchas en sus cabezas y, para demostrarlo, me van a dar una.
Entonces, mientras pintaban y recortaban un caballito de mar, iban formulando una pregunta.
Algunas la realizaron muy fácil, para otros el proceso fue más difícil. Sin embargo, les ayudé con las primeras palabras: ¿por qué...? ¿qué...? ¿cómo...?.
Y, este fue el resultado:
¿Por qué los caballitos de mar son bonitos? Nathalie.
¿Por qué el cerebro es muy grande? Alvaro.
¿Por qué el cerebro está en la cabeza? Valentina.
¿Por qué el cerebro está en la frente? Valery.
¿Qué puedo preguntar? Valeria.
¿El cerebro tiene corazón? Fabián.
¿El cerebro tiene huesos? Juan Diego.
¿Cómo nadan los peces? James.
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